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Neuropsicología

La percepción visual es la capacidad que tiene el cerebro para comprender e interpretar lo que ven los ojos: la forma de los objetos, su color, orientación, etc. Esta habilidad visual interviene en un gran número de actividades que los niños realizan tanto en el colegio (adquisición de la lectoescritura, de los números, operaciones matemáticas, etc.) como en su vida cotidiana (hacer puzzles, rompecabezas, etc.).
Cuando existen dificultades en la percepción de los objetos y símbolos los niños pueden mostrar alteraciones en la escritura (escribir números o letras en espejo, etc.), en la lectura (omisión de sonidos, etc.), en trabajos oculomanuales, es decir, en tareas en las que intervienen el ojo y la mano (dificultades para pintar, recortar, etc), o dificultades en juegos de construcción (puzzles, legos, etc.).
El sistema ejecutivo es el "encargado de dirigir" todas aquellas capacidades cognitivas que se necesitan para formular una meta, establecer un plan para lograrlo, secuenciar los pasos para realizarlo y tomar decisiones de forma efectiva.
Cuando existen dificultades para adaptarse y responder de forma adecuada a una nueva situación, organizar y planificar objetivos, realizar tareas simultáneamente, regular las emociones y el control de los impulsos, hablamos de un Trastorno de las Funciones Ejecutivas.
La memoria es una capacidad cognitiva que nos permite recordar, conservar y reproducir la información del entorno. De esta forma se puede percibir una información nueva, trabajar con ella, almacenarla para que no se pierda, memorizarla y posteriormente, recuperarla cuando la necesitemos.
En ocasiones, las personas pueden tener problemas para recordar una información o para aprenderla. Asimismo, hay que tener en cuenta que la atención y concentración también son aspectos básicos en el procesamiento de la información, por lo que se consideran requisitos necesarios en la memoria.
La epilepsia es una alteración neurológica que produce cambios en el funcionamiento del cerebro (descargas neuronales) durante un breve espacio de tiempo; son los llamados ataques epilépticos o convulsiones. Estas alteraciones pueden ser generalizadas (se producen en toda la corteza cerebral) o parciales (se producen en una zona específica de la corteza).
Para el tratamiento de la epilepsia, el médico neurólogo administra medicación antiepiléptica. A nivel psicológico, se realiza intervención cognitivo conductual para controlar los síntomas que muchas veces van asociados a esta alteración, como falta de atención, impulsividad, dificultades de autocontrol, dificultades de lenguaje, problemas de aprendizaje, problemas de conducta, etc.
El Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se caracteriza por una atención lábil y dispersa, impulsividad e inquietud motora. Existen diferentes subtipos, según sea la sintomatología más acusada en inatención o en impulsividad e inquietud.
Los niños predominantemente inatentos tienen dificultades para mantener la atención en tareas escolares o actividades lúdicas, parecen no escuchar cuando se les hablan, les cuesta finalizar tareas escolares, suelen perder objetos fácilmente, se distraen con estímulos irrelevantes, etc.
Otros niños son excesivamente inquietos y se caracterizan porque suelen abandonar su asiento en clase o en otras situaciones en las que se espera que permanezcan sentados, corren o saltan excesivamente, hablan en exceso, etc; y/o les cuesta respetar los turnos de palabra, interrumpen las actividades de los demás, etc. son niños predominantemente hiperactivos-impulsivos.
Los niños que muestran ambas dificultades, de atención, inquietud e impulsividad pertenecen al Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad de Tipo Combinado.